
Valentina Carrasco, empoderada al ritmo del Twerk
“Saqué la Sociología con el Twerk” cuenta Valentina Carrasco (23), funcionaria de la Oficina de las Mujeres de la Municipalidad, al hablar de un baile que la apasiona y que convirtió en tesis universitaria.
“Tenía muchas inseguridades propias de este sistema, que siempre te muestra lo que te falta y no te hace valorar lo que tienes, y cuando vi a un grupo de mujeres bailar el Twerk con tanto control, desplante y seguridad, quise unirme al club” recuerda emocionada esta joven de curvas pronunciadas y mucha energía vital. “Esta disciplina implica exponer el cuerpo, vencer los tabúes, darle protagonismo al trasero” explica de este baile en donde se ejecutan movimientos pélvicos sensuales, hacia adelante, atrás y en círculos y con las rodillas flexionadas, muy parecidos al perreo del reguetón.
Valentina baila “desde que tiene memoria” y el Twerk es sólo su último desafío. “Siempre he sido muy expresiva corporalmente, mi padre y madre se dieron cuenta cuando yo era niña e intentaron meterme en todos los talleres que podían. Bailé mucho folclore durante mi infancia y a Axé Bahía con mis primas, a veces me dejaba fluir y repetía los pasos que veía en la televisión” recuerda de su pasión por moverse.
En la Universidad tomó cursos de flamenco, capoeira, y danza contemporánea, “esta era muy exigente y me aportó mucha técnica para la creación y composición de piezas artísticas de manera colectiva” comenta. Pero, fue a través de su tesis que descubrió el Twerk cuyo significado es retorcerse con vitalidad. “Fue una investigación de acción con un grupo de mujeres en un taller que se llamaba ‘Empoderatwerking’. La idea era construir desde la corporalidad un proceso de empoderamiento femenino, con una perspectiva crítica, contestataria y muy técnica también” comenta.
Lo importante para Valentina es la historia de esta danza. Un baile con raíz africana, vinculado a rituales de fertilidad con movimientos profundos de caderas, y que a través de la esclavización llegó a New Orleans y el resto del mundo. En esta ciudad se masificó y se hizo conocido al ritmo del estilo hip hop bounce (rebote en inglés), que daba instrucciones a lo que bailaban en festivales callejeros y estaba muy relacionado con las minorías sexuales.
“Muchas bailarinas lo han posicionado desde el feminismo. Es una herramienta que han sabido tomar las mujeres y las disidencias, para decir que en sus cuerpos las normas las ponen ellas, y que habitar el cuerpo desde esta disciplina tan controversial, es también una posición política, es reafirmar la libertad” cuenta Valentina.
Desde el 2018 que esta joven ha impartido cursos en Cerro Navia y Santiago, y ahora lo hace en forma on line, cuando no está en su trabajo del área de participación de la Oficina de la Mujer. A su juicio “es un entrenamiento completo, donde se queman 600 calorías por hora de baile. Termino agotada después de una sesión y se notan los cambios físicos después de practicarlo, sobre todo en las piernas y el abdomen. Me sirve para sacar las tensiones, si me siento mal yo bailo y si me siento feliz también, es parte de mi cotidiano”.
Lo que si tiene claro Valentina Carrasco es que el baile la acompañará toda la vida. “Es una pasión que siempre llevo conmigo, no sólo me gusta el Twerk, sino la danza contemporánea, urbana, el folclore. Lo veo más allá de un hobby, como desde una perspectiva profesional y me gustaría mucho llegar a ser una intérprete de la danza”.